MOMENTOS OLÉ

El origen del beso


Esta semana se ha celebrado el Día Internacional del Beso, una fecha que conmemora uno de los actos humanos-y animales, para ser más exactos, ya que en la naturaleza existe una buena cantidad de especies que practican esta costumbre-más bonitos que existen, así como la enorme importancia que cobra en las relaciones interpersonales. Nos adentramos en las historias en torno al origen del beso, cómo surge la celebración de este día, así como las diferentes formas de celebrar y practicar esta forma de expresión alrededor del mundo.

Besar es una de las formas de expresión más antiguas que existen. Sin embargo, para hablar del origen de la celebración de este gesto universal no tenemos que irnos muy lejos en el tiempo. Nos remontamos al año 2013 en Tailandia. El 13 de abril de ese año se celebró un concurso internacional donde una pareja estableció un récord mundial al darse el beso más largo de la historia, que, en concreto, duró nada menos que 58 horas, 35 minutos y 58 segundos. La pareja ganadora del certamen ya había logrado, dos años antes, en 2011, besarse durante 46 horas consecutivas.

Volviendo al origen de esta práctica, nos encontramos con los vestigios más antiguos en la India, donde hace siglos se hallaron unas figuras talladas en piedra representadas besándose. Después, la costumbre se expandió por Europa rápidamente durante la época de Alejandro Magno. En concreto, los romanos besaban a sus amantes, parejas, familia, amigos y gobernantes de manera muy diferente según se tratase de una u otra situación. El osculum, beso en la mano o la mejilla, estaba muy relacionado con la amistad o con el poder; el basium se daba en la boca, y estaba destinado a amantes y parejas, mientras que el savolium también se daba en la boca pero tenía un componente más apasionado, como su propio nombre indica.

En el periodo del Romanticismo el beso recibió el empujón necesario para otorgarle el significado que le damos actualmente. En esta época, las personas gozaban de una mayor libertad para expresar sus sentimientos, por lo que el acto de besarse en plena calle, gesto que hoy no llama la atención de nadie, se convirtió entonces en algo de lo más normal.

Es curioso que, al contrario de lo que puede parecer, el acto de besar no es algo instintivo sino cultural, y por tanto, aprendido. Según un estudio reciente llevado a cabo por la American Anthropological Association en 168 culturas, solo el 46% de las sociedades actuales practican el beso como gesto romántico, y especialmente las sociedades occidentales, donde más arraigada está la costumbre de besarse.

Actualmente y, aunque parezca mentira, existen algunos países del mundo con prohibiciones que impiden a las personas besarse, e incluso abrazarse, libremente. Esta es una de las razones por las que se estableció el Día Internacional del Beso, para poner en valor su importancia y necesidad. Y es que, besarse no solo es agradable y apasionante, sino que, a nivel científico, se queman calorías, ayuda a fortalecer el sistema inmunológico reduciendo la tensión arterial y favoreciendo la dilatación de los vasos sanguíneos, sino que además aumenta los niveles de dopamina, serotonina y oxicotina, comúnmente conocidas como las hormonas de la felicidad.

¿Cuáles son esas culturas o países con restricciones a la práctica del beso? Hablamos de culturas en la región Asia Pacífico, que no se besaron hasta que llegaron los europeos y les “compartieron” esta bonita actividad. O del caso de la India o China, donde no está bien visto besarse en la boca en público. Otro ejemplo lo encontramos en Brasil, donde la tribu Mehinaku, con un estilo de vida similar a nuestros ancestros cazadores, considera el beso como una práctica intolerable.

En el continente africano, las opiniones sobre los besos difieren de una comunidad a otra. Así, en algunas culturas africanas, la expresión de afecto entre personas se simboliza mediante un beso en la frente o en la mano, mientras que en otras es considerado como algo repulsivo, como es el caso de Tonga en Mozambique, o bien directamente no existe esta costumbre, como sucede en el pueblo de Guinea.

Para besos curiosos el “eskimal”, donde, para mostrar su afecto, en lugar de besarse en la boca, se frotan las puntas de la nariz. Se trata de una modalidad practicada en Alaska, Canadá, el norte de Rusia y entre los maoríes, en Nueva Zelanda.
Otra modalidad original la hallamos en Rusia, donde, y aunque cada vez más en desuso, los jefes de estado, como símbolo de vínculo fraternal y para dar testimonio de un acuerdo de paz, se daban un beso en la boca.

Como últimos datos curiosos, ¿sabías que el primer beso en el cine apareció de la mano de Thomas Edison en 1896? Con el título El beso se representaba por primera vez en la pantalla grande este gesto universal. ¿Y que el famosísimo “beso francés” fue exportado desde el país galo por los soldados estadounidenses y británicos que estuvieron en Francia durante la I Guerra Mundial? Al parecer, quedaron encantados con la forma apasionada de besar de las mujeres francesas y decidieron aplicar esta manera de besar.

Afortunadamente, besarse es hoy una práctica habitual en nuestro día a día a la hora demostrar el cariño o los lazos afectivos como la amistad y la pasión. En definitiva, es uno de los vehículos perfectos para poner en práctica la demostración del amor entre los seres humanos.