Aunque las sobremesas multitudinarias aún tengan que esperar un poco, se trata de uno de los @MomentosOlé por excelencia tras disfrutar de un vermú con nuestras @Toreras y una agradable comida. Una ocasión para el encuentro, la charla y la amistad. Si nos paramos a pensar, alrededor de una mesa compartimos algunos de los mejores momentos de nuestra vida. Y es que es una oportunidad perfecta para dar buenas nuevas, un lugar idóneo para encuentros en los que surgen temas de conversación que quizás no lo harían en otros ambientes, y en definitiva, para estrechar lazos y conocerse un poco mejor.
Remontándonos en el tiempo, encontramos que ya los romanos llevaron la sobremesa a su máximo esplendor. Emperadores e invitados cenaban exquisitos manjares traídos de los rincones más remotos del mundo y bebían vinos procedentes de la península ibérica. Después, tras sus abundantes cenas, tumbados en sus divanes, era el turno de acróbatas, bailarines, actores y poetas para amenizar la digestión con diversas actividades artísticas. Más tarde, en la época medieval, trovadores y justas entretenían el final de los banquetes con conciertos y torneos entre caballeros.
Con el Renacimiento y el crecimiento del poder de la clase burguesa, el refinamiento en la cocina fue incrementado la competencia entre las grandes familias, como los Medici y los Sforza, que rivalizaban para conseguir ofrecer el banquete más espectacular. En esos banquetes, el propio Leonardo Da Vinci mostraba a los comensales sus maquetas de máquinas ante la incrédula mirada de sus contemporáneos. Posteriormente, en la época de la Revolución Francesa y, con el lujoso estilo de vida del Imperio Napoleónico, la sobremesa adquirió una importancia vital.
En la actualidad, aunque cada vez hay menos tiempo para disfrutar de la sobremesa-sobre todo entre semana, cuando los horarios laborales y las prisas no favorecen el relax- todavía es una costumbre arraigada en muchas familias, especialmente en España, uno de los países en los que más se practica esta costumbre.
La sobremesa en España, toda una institución
Comer en España es un ritual casi “sagrado” junto a la siesta y el vermú. No solo nos reunimos en torno a la mesa para comer y compartir la comida, sino también la vida misma. Y es que después de una buena comida viene la sobremesa, otra de nuestras costumbres con más arraigo. Retirados ya los platos y, tras el postre, compartimos largas charlas que, si la ocasión lo permite, pueden alargarse incluso horas.
Dependiendo de las costumbres de la zona o país, suele servirse café, té o una pequeña copa con licor o aguardiente. Como decimos, en España suele ocurrir inmediatamente tras la comida, pero hay otros países, como es el caso de Argentina por ejemplo, donde la sobremesa tiene lugar después del almuerzo, la merienda e incluso terminada la cena.
Aunque a veces vivamos instalados en la prisa en una sociedad que gira a toda velocidad, no deberíamos olvidarnos de algunas sanas costumbres como la sobremesa, que de hecho es considerada uno de los medidores de la alegría de nuestra cultura. Así que, siempre que la ocasión lo permita, practiquemos el saludable hábito de sentarnos, relajarnos y dejarnos llevar por una agradable conversación con nuestra gente alrededor de la mesa.
¿Y a ti? ¿Te gusta disfrutar del placer de la sobremesa?